Jesús se desmarcó de las barreras de pensamiento que dividían a los judíos y samaritanos. Estuvo dispuesto a generar puentes de acercamiento y dialogo sin sacrificar la verdad de las escrituras. Jamás demostró rechazo, desprecio o repulsión hacia este pueblo, aunque los otros maestros judíos los desechaban. La tolerancia de Jesús fue el secreto para ganarlos.

El evangelio de Juan, también resalta la misericordia de Jesús hacia una mujer samaritana y su interés por dialogar con ella a pesar de su vida inmoral. Tal actitud hace valida la pregunta: ¿Qué actitud muestra la iglesia a la población de pecadores sexuales? ¿los estamos ganando o los estamos alejando?
El impacto que generó el señor Jesucristo en Samaria fue muy grande, pues al ganar a la mujer en cuestión, esta se multiplicó y trajo a los hombres de la ciudad, quienes después oír el señor Jesús, le aceptaron como el mesías.
¡Dios puede levantar instrumentos de honra de esta población, hasta ahora rechazada por la iglesia!
