El clasismo es una forma de discriminación que se caracteriza por la creencia de que algunas personas son superiores o inferiores debido a su posición económica, nivel educativo o estatus social. En el contexto religioso, existe otra forma de clasismo, que consiste en discriminar a las personas por su comportamiento Moral, llegando a creer que algunos son pecadores tolerables y otros, pecadores repudiables e indignos de acercarse al señor Jesucristo.

Tal situación, subyace encubiertamente en la práctica de las congregaciones y genera una barrera mental, que afecta la misión y la visión de la iglesia; pues le impide alcanzar a un segmento de la población al que considera “indigno” de la iglesia y hasta del mismo Cristo. Este caso, está ilustrado en la actitud de Simón el fariseo, quien pensaba que la mujer ramera pertenecía a una clase de pecadores sin oportunidad de salvación. Su manera de pensar expresa REPULSIÓN, ASCO, RECHAZO O REPUGNANCIA hacia un alma necesitada.
37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; 38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. 39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
Este modelo de pensamiento, es una barrera mental que impide a la iglesia desarrollar estrategias y acercarse con misericordia a comunidades controversiales, tales como la comunidad LGTBI, las trabajadoras sexuales, los adictos a sustancias psicoactivas, los cantantes de música secular, las figuras políticas, las figuras de gobierno, los grupos al margen de la ley, y otros que se desmarcan de la praxis evangélica.
Es interesante que Jesús haya construido una parábola para tratar con el modo de pensar de Simón. La lección de Jesús a Simón, sigue vigente y es clave para la expansión del reino: Dios está dispuesto a perdonar a todos: los que le deben mucho y los que le deben poco. Al fin de cuentas, nadie le puede pagar y todos necesitan su perdón; pero le amará más, aquel a quien le perdona más; y le amará menos, aquel a quien le perdona menos.
Finalmente, el texto resalta que la Ramera arrepentida, fue puesta como ejemplo a Simón, fue perdonada, fue dotada de paz y de salvación.
Hoy el Espíritu Santo tiene la tarea de derribar las barreras mentales de pastores, lideres y servidores, que les inducen a cerrar la puerta a un segmento de pecadores, que sutilmente han clasificado como indignos de la iglesia y del cielo.
¿Cómo sería tu sermón al notar que un pecador “inaceptable” está en el auditorio? ¿Cómo son las atenciones para esta población en la congregación? ¿tienes un plan para conectarlos con la congregación? ¿crees que Dios puede perdonarles como lo hace con todos?
